domingo, 29 de enero de 2017

Biosfera


Biosfera

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La biósfera, (del griego bios = vida, sphaira, esfera) es la capa del planeta Tierra en donde se desarrolla la vida. La capa incluye alturas utilizadas por algunas aves en sus vuelos, de hasta diez kilómetros sobre el nivel del mar y las profundidades marinas como la fosa de Puerto Rico de más de 8 kilómetros de profundidad. Sin embargo, estos son los extremos, en general, la capa de la Tierra con vida es delgada, ya que las capas superiores de la atmósfera tienen poco oxígeno y la temperatura es muy baja, mientras que las profundidades de los océanos mayores a 1,000 m son oscuras y frías. De hecho, se ha dicho que la biósfera es como la cáscara de una manzana en relación a su tamaño.
El desarrollo del término se atribuye al geólogo inglés Eduard Suess (1831-1914)  y al físico ruso Vladimir I. Vernadsky (1863-1945). La biósfera es una de las cuatro capas que rodean la Tierra junto con la litósfera (rocas), hidrósfera (agua), y atmósfera (aire) y es la suma de todos los ecosistemas.
La biósfera es única. Hasta el momento no se ha encontrado existencia de vida en ninguna otra parte del universo. La vida en el planeta Tierra depende del Sol. La energía proveniente del Sol en forma de luz es capturada por las plantas, algunas bacterias y protistas, mediante el maravilloso fenómeno de la fotosíntesis. La energía capturada transforma al bióxido de carbono en compuestos orgánicos, como los azúcares y se produce oxígeno. La inmensa mayoría de las especies de animales, hongos, plantas parásitas y muchas bacterias dependemos directa o indirectamente de la fotosíntesis.
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La biodiversidad o diversidad biológica es la variedad de la vida. Este reciente concepto incluye varios niveles de la organización biológica. Abarca a la diversidad de especies de plantas, animales, hongos y microorganismos que viven en un espacio determinado, a su variabilidad genética, a los ecosistemas de los cuales forman parte estas especies y a los paisajes o regiones en donde se ubican los ecosistemas. También incluye los procesos ecológicos y evolutivos que se dan a nivel de genes, especies, ecosistemas y paisajes.
El concepto fue acuñado en 1985, en el Foro Nacional sobre la Diversidad Biológica de Estados Unidos. Edward O. Wilson (1929 - ), entomólogo de la Universidad de Harvard y prolífico escritor sobre el tema de conservación, quien tituló la publicación de los resultados del foro en 1988 como “Biodiversidad”.
Los seres humanos hemos aprovechado la variabilidad genética y “domesticado” por medio de la selección artificial a varias especies; al hacerlo hemos creado una multitud de razas de maíces, frijoles, calabazas, chiles, caballos, vacas, borregos y de muchas otras especies. Las variedades de especies domésticas, los procesos empleados para crearlas y las tradiciones orales que las mantienen son parte de la biodiversidad cultural.
Valores de la Biodiversidad
Valores éticos
Se fundamentan en el derecho que tienen todos los seres vivos a existir. Inspirado por convicciones religiosas, filosóficas o culturales, el ser humano ha ido descubriendo el valor de la vida. Si bien la perspectiva occidental ha sido más antrópica y ha considerado las otras formas de vida, casi de forma exclusiva, como fuente de sustento, explotación o diversión, las culturas orientales han sido más respetuosas y han valorado la expresión de la vida a través de cualquiera de sus seres. Uno de sus fundadores, Buda, se cuestionaba si los seres humanos tienen derecho a matar o infringir daño a los animales.
Con todo, el valor de las otras formas de vida ha ido creciendo y ha sido incorporado progresivamente a nuestra cultura. Hace dos siglos se permitía en Inglaterra al dueño de un caballo golpear a su animal hasta matarlo, algo que hoy nos repugna y está, además, castigado en casi todos los códigos penales de los países occidentales. La simpatía con la que cuentan los movimientos proteccionistas (sean del lince, las focas o las ballenas), la sensibilidad frente a los incendios forestales o el rechazo de amplios sectores de la población a la caza, furtiva o no, dan cuenta de la asimilación del valor de la vida en la cultura occidental. El precepto dado en la Biblia de "mandar en los peces del mar, en las aves del cielo, en las bestias y en toda la Tierra" (Génesis 1,26) está pasando a ser interpretado como una responsabilidad de nuestra especie por conservar y mantener un admirable patrimonio natural que comparte con nosotros la existencia. El biólogo D. Ehrenfeld expresaba esta actitud hacia la conservación de especies y comunidades "porque existen y porque esta existencia no es sino la expresión actual de un proceso histórico, de inmensa antigüedad y majestad, que continúa. La existencia, desde hace mucho tiempo, de la Naturaleza trae consigo el inapelable derecho de continuarla".
Valores estéticos
Los seres vivos son una fuente permanente de belleza; tanto si los observamos separadamente como dentro de un paisaje, producen una impresión entre la contemplación y el asombro que ha cautivado a científicos, viajeros, excursionistas y a todo el mundo que se ha acercado a ellos. La observación de la naturaleza nos ha llevado a grabarla, filmarla o fotografiarla para poder observar desde las selvas remotas a los fondos abisales. Pero, sin necesidad de recurrir a entornos tan lejanos, la simple apreciación de nuestro alrededor puede, igualmente, cautivarlos e incluso el insecto más corriente observado con detalle puede llegar a sorprendernos. C. Levi-Strauss comentó en alguna ocasión que "cada especie es un tesoro irremplazable igual a los trabajos de arte que conservamos religiosamente en los museos"
Valores económicos directos
Proteger los ecosistemas, por muy importantes que estos sean, no significa, en ningún modo, el mantenimiento de santuarios de espaldas a las actividades humanas. Hubo un tiempo, influenciado por las teorías conservacionistas más ortodoxas, en las que se decretaba la existencia de espacios naturales que quedaban abiertos a los especialistas y vedados, no sólo a la población en general para su disfrute, sino incluso a los propios pueblos, que habían vivido durante siglos en ellos y de ellos. De esta manera se provocaba un sentimiento de hostilidad entre los habitantes más próximos que, en algunos casos, derivaba en actitudes de enfrentamiento contra los propios espacios (incendios, caza furtiva, introducción de ganado, etc.).
Valores económicos indirectos
Hasta 1987 existía en la India, en el estado de Kerala, una pequeña rana que era considerada como un endemismo en la región. Aparentemente sin mayor interés, su presencia era muy abundante, pero los vertidos industriales fueron contaminando progresivamente sus hábitats (lagos y charcas) llevando, finalmente, a su desaparición. Como consecuencia, en los años siguientes la malaria creció considerablemente en esta zona, ya que esta especie regulaba, en grandes cantidades, las poblaciones de mosquitos.
Todos los seres vivos que componen la biosfera tienen su función de manera que, salvo condiciones extremas ­como las que conducen a la presencia de plagas­ podemos decir que nada sobra en los ecosistemas de la Tierra. Existe una perfecta interconexión entre las diferentes poblaciones y de su buen funcionamiento depende el equilibrio ecológico. Y este mismo equilibrio, que en principio no precisa de la existencia humana, es, sin embargo, indispensable para nosotros, ya que la desaparición de especies o la alteración de los hábitats repercuten e incide sobre los seres humanos y su calidad de vida, como nos ha mostrado el ejemplo anterior.

Actividades de Desarrollo que afectan a la Biodiversidad
Algunos ejemplos de actividades de desarrollo que pueden tener las más significativas consecuencias negativas para la diversidad biológica son:
  • Proyectos agrícolas y ganaderos que impliquen el desmonte de tierras, la eliminación de tierras húmedas, la inundación para reservorios para riego, el desplazamiento de la vida silvestre mediante cercos o ganado doméstico, el uso intensivo de pesticidas, la introducción del monocultivo de productos comerciales en lugares que antes dependieron de un gran surtido de cultivos locales para la agricultura de subsistencia.
  • Proyectos de piscicultura que comprendan la conversión, para la acuicultura o maricultura, de importantes sitios naturales de reproducción o crianza, la pesca excesiva, la introducción de especies exóticas en ecosistemas acuáticos naturales.
  • Proyectos forestales que incluyan la construcción de caminos de acceso, explotación forestal intensiva, establecimiento de industrias para productos forestales que generan más desarrollo cerca del sitio del proyecto.
  • Proyectos de transporte que abarquen la construcción de caminos principales, puentes, caminos rurales, ferrocarriles o canales, los cuales podrían facilitar el acceso a áreas naturales y a la población de las mismas.
  • Canalización de los ríos.
  • Actividades de dragado y relleno en tierras húmedas costeras o del interior.
  • Proyectos hidroeléctricos que impliquen grandes desviaciones del agua, inundaciones u otras importantes transformaciones de áreas naturales acuáticas o terrestres, produciendo la reducción o modificación del hábitat y el consecuente traslado necesario hacia nuevas áreas y la probable violación de la capacidad de mantenimiento.
  • Riego y otros proyectos de agua potable que puedan vaciar el agua, drenar los hábitats en tierras húmedas o eliminar fuentes vitales de agua.
  • Proyectos industriales que produzcan la contaminación del aire, agua o suelo.
  • Pérdida en gran escala del hábitat, debido a la minería y exploración mineral.
  • Conversión de los recursos biológicos para combustibles o alimentos a escala industrial.

1.3 Bibliografia


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